martes, 8 de septiembre de 2009

Applause VS Easy Glider











Hola. Soy María, aquí, obligada a escribir por el desconsiderado de mi padre. Hoy es fiesta en la ciudad, pero eso no significa que los obreros de otras ciudades no trabajen... Y digo yo, ¡la rabia que les dará al vernos haciendo el vago y a ellos trabajando como mulas! Pero no, miento. No hacíamos el vago, nooo, ¡volamos! (bueno, yo sí que hacía el vago, pero calladitos).



El título viene a que creo que el Applause (el nuevo) compite contra el Easy Glider (el mío) para ver a quien queremos más. Porque no creo que el Easy Glider, que en el fondo es un tipo inteligente, compita contra el Applause en velocidad. Porque ganaría el Applause, sólo hay que ver como este despega y ya está bien arriba y el Easy Glider aún tiene que remontar un rato hasta llegar tan alto como el Applause llegaría en cinco minutos. Pero el Easy Glider es míooo (mi tesoooorooo) y le prefiero al otro que mi padre por, ejem, precaución no me deja volar. Pero también es ver sólo el nombre del avioncito. Según el traductor de Google, Easy es fácil (bueno, eso se sabe) y Glider así como planeador. O sea, planeador fácil, fácil para empezar a manejar los trastos estos (desde el cariño), como estoy haciendo yo. Y Applause es aplausos en francés. Es decir, que es tan bueno que hace que la gente aplauda.

Pero hoy ha pasado una cosa que ha hecho que gane punto mi Easy Glider y que Aplausse los pierda.

1. El Applause, bien por interferencias por las obras o bien por un problema del servo, ha hecho una caída en espiral que, aunque ha molado, casi hace una escabechina si mi padre no llega a recuperarlo.

2. Ha pasado una familia en coche mientras volábamos el Easy Glider y un niño ha dicho "Guaaaaao".
Pero bueno, para no aburriros, os voy a contar lo que le ha pasado al Applause. Estaba mi padre volando feliz y contento el avioncito bonito como Caperucita cuando iba a casa de su abuelita con su cestita de cosas ricas (y sin haberlo intentado me ha salido un pareado). Entonces, encima de la obra, un poco para allá o un poco para acá, el avión empezó a caer en vertical, como cuando el lobo encontró a Caperucita (y basta ya de comparar al Applause con Caperucita, ¡que Caperucita es más mona! Aunque el Applause mucho más inteligente, hay que reconocerlo). En realidad, yo estaba haciendo fotos a mis adorables calcetines y no lo vi, pero mi padre se puso a gritar:

-¡ADIÓS, ADIÓS!

Y como un histérico. Pero pudo recuperarlo antes de que la escabechina se produjese. Lo aterrizó por el cangüelo, como dijo próximamente (¡en los mejores cines!). Primero dijo que era por una interferencia de las obras (también barajamos la idea de que fuera aposta, pero lo dejamos descartado, porque ningún obrero es tan malo... ¿Y cómo iban a causar una interferencia?). Pero luego se puso a ver todo y comprobó que un servo estaba virtualmente muerto. O sea, morilú chimpún.
El Easy Glider voló bien, pero mi padre había cargado mal las baterías y volaron bajo. Más de una vez estuvieron a punto de morir bajo los Dedos Terribles de María y Focusín. La pareja peeeerfecta. Lástima que sea un mando. Y que lleve un nombre parecido a una medicina, yo habría preferido a uno llamado Homer Simpson. Por ejemplo.

Os dejo algunas fotitos, que esto está resultando más largo de lo que yo creía. Hala, el próximo vuelo... Cuando el Appaluse esté arreglado.

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